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  • Foto del escritorPilar Jódar

Comida para cerdos, Laura Rubio Galletero



Comida para cerdos, de Laura Rubio Galletero es una breve pieza, impresionante e impactante, en forma de monólogo autoficcional y metateatral sobre el tema del aborto, a partir de una de las cartas ciudadanas que la Fundación Felipe González recopila en su web. Los textos literarios que estas cartas han inspirado a escritoras y escritores se reúnen en Palabras de vuelta. Cartas de los ciudadanos al presidente.

"La historia de la literatura sepulta millones de voces femeninas amparadas por la intimidad".

El aborto voluntario al que se ve abocada una mujer a causa de su extrema pobreza es un asunto tan cruel y devastador que abordarlo directamente desvirtuaría su significado, de ahí que Laura Rubio lo encubra con una estructura metateatral y autoficcional que, lejos de distanciarnos del drama del personaje de Manuela, nos lo devuelve con toda su violencia:

"La objetividad no existe ni tampoco el realismo. Todo son superposición de filtros. Manuela se va convirtiendo en parte de mí, como un órgano que solo se detecta en el cuerpo cuando enferma. En esta sociedad de la desinformación y la anestesia, un poco de dolor es síntoma de salud".

A través del yo narrativo vamos descubriendo los duros acontecimientos que llevaron a Manuela a tomar la decisión de abortar: la extrema pobreza, símbolizada por ese olor a comida para cerdos que se cocina en el lugar donde una mujer le practica el aborto que la lleva al borde de la muerte. El yo se convierte así en el crisol a través del que la historia de Manuela cobra toda su fuerza, ya que contribuye a trascender el propio texto epistolar para aportarle una dimensión universal con voluntad de representar a tantas mujeres que se han visto en la necesidad de interrumpir su embarazo a causa de la extrema pobreza a la que tenían que enfrentarse cotidianamente: "Eso no es vivir", como dice la propia autora anónima de la carta que Laura Rubio ha denominado Manuela: "Así que pagar era lo primero, lo último comer. Comprarse ropa, ni pensarlo; tener más hijos, ni hablar, cómo los mantenías. Así que te pasabas los días siempre sufriendo con un miedo tremendo a quedar embarazada. Todos los meses lo mismo, ¿me bajaría? Cuánto tarda. Cuando por fin te venía tenías una alegría que te duraba muy poco, al otro mes otra vez igual y al otro. Eso no era vivir"

Laura Rubio manipula e interviene en el texto para extraer la profunda experiencia de la pobreza más absoluta que lleva a esta mujer al borde de la muerte:

"La pobreza.  [...] Me avergüenza confesar que no fui madre de joven por no saber cómo mantenerlo mientras estudiaba, trabajaba, y escribía. Y me avergüenza descubrirme en la falta de Manuela. Yo también hubiera abortado. Eso sólo lo reconocen los pobres".

La lucha del yo por no identificarse con el personaje de Manuela se convierte en el conflicto dramático que anima este monólogo teatral. De pronto, la narradora no puede dejar de sentirse identificada por la fuerza del relato de Manuela que le interroga a ella también como mujer y, por extensión, a todas las mujeres:

"Stop. No necesitas contarlo todo. Stop. No desveles tus trucos. Stop. Si hablas con ellas, acabarás tú también convertida en personaje". 

Las imágenes de la pobreza son tan impactantes y absolutas -el olor de la comida para cerdos que se está cocinando en el lugar donde le practican ese ilegal y casi mortal aborto- de manera que nos conducen al estado de terrible desesperación que asolaba a Manuela: "La mujer metió la aguja por una goma larga. Más tarde descubriré que era una sonda. Ella se acerca, mete la cabeza bajo mi falda... Alto, no quiero seguir describiendo esta imagen. La primera vez que leí esta carta fue en un autobús y me llevé la mano al pubis instintivamente. De nuevo, el dolor de la pobreza, punzante y explícito".

La experiencia del dolor de Manuela increpa al yo autoficcional que se ve obligada a autocuestionarse sus decisiones y plantearse las razones profundas que las provocaron, sin ocultar la injusticia social, los prejuicios morales y la hipocresía que han matado a tantas personas y lo siguen haciendo.  

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